Baja el consumo de sal en Argentina

Por Alejandra Folgarait

Baja el consumo de sal en Argentina

En una reunión de la Organización de Naciones Unidas sobre “Enfermedades No Transmisibles”, celebrada el 10 de julio pasado en Nueva York, 12 países americanos presentaron los resultados de sus programas para reducir el consumo de sal en la población. Argentina exhibió la iniciativa “Menos sal, más vida”, que se dirige a disminuir el sodio de los alimentos mediante acuerdos con panaderías artesanales y grandes empresas alimentarias y, también, a través de campañas para que los individuos dejen de agregar sal a sus comidas. Según el Ministerio de Salud de la Nación, gracias a estas medidas, el consumo de sal ya bajó un gramo por día y por persona en el país, lo que significa 2.000 muertes menos al año por causas cardio y cerebrovasculares.

En todos los países de América, la ingesta de sal está muy por encima de los 5 gramos diarios recomendados por la OMS. En la Argentina, según la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud, el consumo de sal ronda los 12 g/día/persona. En Brasil, cada habitante ingiere por día 11 g; en Chile, 9 g; y en Estados Unidos 8,7 g, de acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS). La OPS tiene como meta reducir gradualmente el consumo de sal en el continente hasta alcanzar los 5 gramos en el año 2020.

Los estudios muestran que reducir un gramo por día el consumo de sal sería más rentable a 10 años que utilizar medicamentos para bajar la presión arterial. «La reducción de la sal es reconocida como la intervención más costo-efectiva para prevenir a nivel de la población la hipertensión», dijo la Directora de la OPS, Carissa Etienne. «Los beneficios cardiovasculares de reducir la ingesta de sal están a la par con los beneficios de reducir el consumo de tabaco, la obesidad y los niveles de colesterol en la población», añadió.

Una persona adquiere sodio a través de los alimentos, especialmente los procesados, y a través de la sal que agrega a las comidas durante la cocción o en la mesa. En la Argentina, según la última Encuesta de Factores de Riesgo, el 25% de la población le pone siempre sal a la comida. Con todo, el aporte mayor de sal proviene de los alimentos industrializados, que aportan alrededor del 65% de la sal que ingieren a diario los argentinos.

Se estima que más del 35% de la población argentina padece hipertensión arterial. Con una reducción de 3 gramos de sal por persona, se podrían evitar alrededor de 6.000 muertes anuales por enfermedades cardiovasculares y ataques cerebrales.

El Ministerio de Salud de la Argentina comenzó en 2008 a firmar convenios con panaderías para que redujeran un 25% de sal en panes. A partir de 2010, se intensificaron esos convenios y se extendieron a grandes empresas alimentarias, que se comprometieron a disminuir entre un 5 y un 18% el contenido de sal en sus productos farináceos (pan, galletitas, snacks), cárnicos (hamburguesas, fiambres y embutidos), lácteos (quesos), conservas, salsas y sopas. “Actualmente, el acuerdo incluye a 8.000 panaderías y a 55 empresas alimentarias, que engloban 550 productos. Cada dos años se revisan las metas acordadas para seguir disminuyendo el contenido de sodio”, informa Sebastián Laspiur, director de Promoción de la Salud y Control de Enfermedades No Transmisibles del Ministerio de Salud de la Nación. Aún no se han incorporado al acuerdo las bebidas, la pizza ni las tapas de pascualina y empanadas, pero el funcionario anticipa que en el futuro firmarán convenios para incluirlas voluntariamente.

A fines de 2013 se sancionó en el país la Ley de Promoción de la Reducción del Consumo de Sal, que establece valores máximos de sodio para determinados grupos de alimentos y otorga un plazo máximo de un año y medio a las empresas alimentarias para adecuarse a ellos. La ley 26.905, que está en proceso de reglamentación y deberá ser refrendada por cada provincia, establece también que los restaurantes deberán eliminar los saleros de las mesas y tendrán que ofrecer sobres de sal con menos de 500 mg, sal reducida en sodio y menúes alternativos sin sal.

Según Laspiur, gracias a los acuerdos firmados hasta el momento y a la disminución de un 6% en la venta de sal en góndolas, el consumo de sodio en la población argentina ya disminuyó un gramo por día y por persona. “Nuestro objetivo es llegar a un consumo diario de 9 gramos en los próximos años”, anticipó el funcionario. “Es importante que toda la sociedad, y no sólo los hipertensos, tome conciencia de que la sal está desaconsejada. Tenemos que modificar el paladar y acostumbrarnos a usar menos sal”.

Hernán Doval, director de la Revista Argentina de Cardiología, coincide en que la disminución del sodio tendría un fuerte impacto en la presión arterial y las enfermedades cardiovasculares. Para ello, subraya, es importante desarrollar un plan serio a nivel nacional. “La iniciativa ministerial es interesante, pero lo primero que habría que hacer es un relevamiento actualizado del consumo de sal en la población y luego garantizar un monitoreo del descenso del contenido de sal en los alimentos, involucrando en forma independiente a sociedades científicas o universidades”, evalúa el médico del Hospital Italiano.

Sal y sodio

Sal no es sinónimo de sodio. La sal está compuesta por cloro y sodio (cloruro de sodio) y se utiliza como conservante o saborizante en la mayoría de los alimentos elaborados de manera industrial, envasados, congelados o enlatados. La OMS recomienda una ingesta diaria de 5 gramos de sal (2000 mg de sodio) por día. Un gramo de sal equivale a 0,4g (400 mg) de sodio. Cabe señalar que el organismo humano no precisa más que medio gramo diario de sal para funcionar normalmente.

 

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